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Sacerdote: figura paterna de la Iglesia



Por: Aura Solís Velázquez.

Adviento, recuperar la alegría y la esperanza

Ser “padre”, en el sentido biológico, se refiere al hombre que ha engendrado y tiene descendencia directa; sin embargo, asumir la paternidad, precisa de un significado profundo, se trata de aceptar la función de la figura paterna.

La función de la figura paterna es transcendental, pues dota de cualidades y capacidades que permiten al hijo/a relacionarse con el mundo, le integra dentro de la cadena generacional para reconocer a los demás integrantes de la familia y crear así el sentido de pertenencia. Además, brinda seguridad, autonomía, empatía, intimidad; enseña el descubrimiento del otro, a respetar límites, respetar la autoridad y resolver conflictos. Papá es el puente que conecta con el mundo exterior.

Al entregar la vida a la vocación sacerdotal, has decidido renunciar al matrimonio para vivir esponsalmente con la Iglesia, estás llamado a crear una relación fundamental con Jesucristo, quien es cabeza y pastor, para ser partícipe de su misión evangelizadora. Ofrecer tu servicio al Señor, significa encontrarte con el privilegio de representar a Cristo Jesús, ejerciendo como un padre simbólico para los fieles a través de una relación positiva que promueva su dignidad como hijos de Dios y donarles, esperanza, fe y la caridad que Jesucristo ha proclamado.

Ejercer la función de padre simbólico dentro de la Iglesia, requiere ser el puente entre Dios y su pueblo, así como establecer entre los hombres relaciones de fraternidad y como lo ha mencionado el Papa Francisco, “paternidad es dar vida a los demás”, dar vida a través de la evangelización, de las palabras y los actos, lo que invita a vivir en la congruencia y madurez afectiva y espiritual.

Para comprender la paternidad simbólica del sacerdocio, tomemos como referente a San José, quien fue un padre amado, padre en la ternura, padre en la obediencia y padre que acogió. Se trata de hacer nacer en la fe y en el amor a la feligresía, de ser líderes espirituales acompañándoles amorosamente en su crecimiento, enseñarles a discernir entre lo que es conveniente y lo que no, guiar en el camino de las relaciones sanas, ser un símbolo de unidad y dirección y brindar escucha sin juicio.

Bibliografía:

- Francisco. Vaticano II. Carta apostólica Patris Corde. 8 de diciembre del 2020. Consultado en: https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/
documents/papa-francesco-lettera-ap_20201208_patris-corde.html


- Francisco. Vaticano II. La alegría de la paternidad pastoral. 26 de junio del 2013. Obtenida de: https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2013/
documents/papa-francesco_20130626_paternidad-pastoral.html


- Touze, L. (2000). Paternidad divina y paternidad sacerdotal. Consultado en: https://dadun.unav.edu/handle/10171/3880




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