Las celebraciones de fin de año son el momento de poner al servicio de nuestra comunidad nuestros talentos,
a nivel personal a veces significa reconocer nuestras fortalezas y las habilidades con las que enfrentamos
diferentes retos.
Es una gran oportunidad de enfocarnos en nuestras relaciones interpersonales y recordar que como un pilar de
nuestro bienestar “La amistad mejora enormemente la calidad de vida” (Csikzentmihalyi, 2009 citado en Tapia et al., 2012).
Compartamos con esperanza y con alegría el regalo que a manera de aprendizaje nos dejaron las experiencias que
vivimos, honremos cada momento ya sea placentero o complicado. Valoremos la huella que dejaron en nosotros los
momentos que nos colmaron de alegría, así como las lecciones que nos dejaron los instantes de tristeza. De cada
experiencia nos llevamos un aprendizaje y debemos estar en la disposición de compartirlos como un acto instintivo
y compasivo. Así es como las relaciones interpersonales positivas se alimentan, de ayudar y dejarse ayudar, es decir,
en compartir.
Recordemos que un ingrediente esencial para una vida con significado es sentirnos conectados con nosotros mismos y
al hacerlo, con algo más grande que nosotros que nos mantiene y nos impulsa a la autotrascendencia; no se trata de
pensar en uno solo sino en las conexiones con los demás, pues al estar conectados con nosotros mismos y con los demás
lo estaremos también con Dios.
Un aspecto especial de las buenas relaciones, consiste en ayudar y dar a los demás, llevarlo a cabo en el cierre
de este año nos ayudará en el constante reto de buscar el sentido de nuestras vidas. El dar no tiene por qué ser
una actividad de voluntariado organizada, puede ser incluso el llevar a cabo sencillos actos de amabilidad en la
comunidad, lo que nuestro corazón esté dispuesto a compartir.
Estaremos en la disposición de compartir siempre y cuando reconozcamos en nosotros un ingrediente fundamental,
la gratitud. Con el año nuevo que empieza renovemos nuestra actitud hacia los demás siendo capaces de agradecer
cada momento que vivimos, de recordar la importancia en nuestra vida de quienes nos rodean y de permitirnos compartir
más de nosotros y de los regalos que nos han dejado nuestras experiencias, después de todo “Un año nuevo… es un año
para compartir”.
Finalmente los invitamos a llevar a cabo la actividad de reflexión y ha revisar la bibliografía sugerida para profundizar en el tema.
Actividad de reflexión:
* 1. Escribe de 3 a 5 experiencias o momentos durante 5 días, en las cuales hayas sido parte de acciones de dar de los demás.
* 2. Al final de la semana, escribe una reflexión de 2 cuartillas máximo, en la que expliques ¿Cómo fue para ti llevar a cabo
experiencias de compartir?, ¿Te sentiste agradecido de poder compartir? ya sea por medio de actividades de voluntariado o
mediante sencillos actos de amabilidad con tu comunidad. Es importante que identifiques tus sentimientos y emociones que te
generan dichos actos, si tiene un impacto en tu sentido de valía, y si es importante compartir en nuestras vidas.
Bibliografía sugerida:
* Moyano, N. (2010). Gratitud en la Psicología Positiva. Psicodebate. Psicología, Cultura y Sociedad, 10, 103-117.
* Park, N., Peterson, C., y Sun, J. (2013). La psicología positiva: investigación y aplicaciones. Terapia Psicológica, 31 (1), 11-19.
* Tarragona, M. (2012). Una breve introducción a la Psicología Positiva y el Estudio de la Felicidad y el Bienestar. En A. Tapia (Ed.), Psicología Positiva (parte I). México: Trillas.
Elaboró: Lesli Aceves/ Coord. Contenidos Almas. Diciembre 2017