Por:
María Piedad Martínez Ocádiz
Tener un equilibrio físico, emocional, mental y espiritual es importante para poder llevar a cabo nuestros apostolados y ser ese buen instrumento que Dios necesita. No se puede realizar una labor evangelizadora si no te encuentras bien y para estarlo, todo tu ser debe estar y sentirse en armonia.
Han pasado ya varios meses de confinamiento y aunque poco a poco vamos retomando algunas actividades, estamos lejos de regresar a nuestras rutinas tal y como eran ya que es muy probable que estas se vean afectadas en mayor o menor medida por la llamada “nueva normalidad”.
Por eso es importante, hoy, hacer un balance sobre cómo nos hemos sentido durante esta etapa.
Revisa tu estado físico, ¿cómo has estado a lo largo de estos meses?, ¿has subido de peso?, ¿has hecho ejercicio?, ¿has sufrido de migrañas? O por el contrario has cuidado la dieta, el ejercicio, tus horas de sueño y estás bien.
¿Cómo te has sentido emocionalmente durante esta cuarentena? Seguramente, como todos, has pasado por distintos estados y momentos, pero de manera global piensa en cuál ha sido el estado que más ha predominado en ti. Ahora piensa si es el estado más sano y adecuado para realizar tus actividades diarias, para convivir y compartir con los demás pero especialmente para ti.
Reflexiona sobre cómo te encuentras mentalmente, ¿has podido concentrarte en tu trabajo?, ¿has aprendido cosas nuevas?, o el tema de la pandemia te ha tenido muy estresada/o, haciendo que te cueste más trabajo el concentrarte y sacar adelante tus obligaciones laborales.
Por último piensa ¿cómo te has sentido espiritualmente?, ¿qué tan conectada/o has estado con Dios a lo largo de todo este periodo? Esta situación mundial que puede haber sido tema de tu oración los últimos meses, ¿ha tenido repercursiones en tu trato con Dios?, ¿te revelaste contra esta crisis mundial o por el contrario te has sentido muy agradecida/o, bendecida/o?
Como haya sido recuerda que la oración es ante todo un momento de unión con Jesús “que sale a tu encuentro, te saluda y te dice: «Alégrate» (Mt 28,9). Y que sea ese saludo el que nos movilice a convocar y amplificar la buena nueva del Reino de Dios.” (Francisco, 2020)
No olvides que tu labor no se ha detenido, la evangelización debe seguir realizándose con o sin Covid por lo que la oración debe ser el momento del que saques fuerzas para seguir.
Hacer este balance (físico, emocional, mental y espiritual) debe ser un parteaguas para planear y organizar nuestras actividades futuras ya que el confinamiento se ha prolongado en algunas comunidades y, en otras, ha regresado.
Saber cómo quieres sentirte los próximos meses, y llevar a cabo las acciones necesarias para lograrlo, harán que puedas ayudar más y mejor a las personas que acuden a tu apostolado.
Fuentes:
Francisco, (2020) La vida después de la pandemia, Ed. Vaticana.