Por:
María Piedad Martínez Ocádiz
Comienza el 2021 después de un largo 2020 lleno de experiencias nuevas, diferentes, dolorosas, pero sobre todo de muchos aprendizajes. Tenemos por delante una oportunidad para aprovechar y poner en práctica los conocimientos que hemos adquirido.
Podemos en este año josefino, de la mano del ejemplo del Santo Patriarca José, hacer propósitos para que los siguientes doce meses cambiemos, trabajemos nuestro ser y mejoremos.
El Papa nos presenta a San José como modelo de Padre en la ternura, en la obediencia, en la acogida, trabajador y que supo pasar oculto. Pensemos ¿cómo nos gustaría y podríamos reflejar estos mismos aspectos en nuestro día a día, en nuestra comunidad, en nuestro trabajo, en nuestro apostolado?
Preguntémonos cada una/o en nuestro interior: ¿Qué tanto pueden ver los demás en mi la ternura de Dios Padre, así como Jesús la vio en San José?, ¿sé pronunciar un sí a la voluntad de Dios en las distintas circunstancias de mi vida, para poder cumplir con la misión que tengo?, ¿cómo son mis reacciones ante lo contradictorio, lo inesperado y lo decepcionante?, ¿mi trabajo está hecho con amor, cuidando los detalles pequeños y evitando la rutina?
Nuestras respuestas pueden orientarnos sobre lo que este año debemos tener en cuenta en nuestra vida interior. Quizás debemos cuidar más nuestras relaciones con los demás para que haya una verdadera preocupación por los otros tomando en cuenta sus necesidades materiales y espirituales, o tal vez debamos rezar más para descubrir lo que Dios espera de cada uno de nosotros, aquí y ahora.
Podría ser que necesitemos poner más atención a la manera en que acogemos la vida, huir de la resignación para, en su lugar, abrirnos a ella con una fortaleza llena de esperanza.
Finalmente, el trabajo, que ocupa gran parte de nuestra jornada, es un campo importante para crecer como personas y desarrollar todo nuestro potencial. Es probable que alguno de nuestros propósitos sea en esta área, buscando un mejor desempeño, ser más efectivas/os, aprovechar mejor el tiempo o lograr que sea un lugar de encuentro con Dios y los demás.
Hagamos una lista de propósitos sencillos y concretos, relacionados con nuestras necesidades para poder seguir creciendo espiritualmente este 2021 y estar abiertos a los dones que Dios nos tiene preparados para cada una/o de nosotras/os.
Fuentes:
- Francisco, Carta Apostólica Patris Corde (8 de diciembre 2020) Obtenido de:
http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/
documents/papa-francesco-lettera-ap_20201208_patris-corde.html