Por:
Marcela Cuevas Vázquez « Parece casi que haya abandonado el castillo del alma para observarla desde el exterior »
(Stein, 1996)
Por lo general, los primeros meses del año hacemos una serie de promesas sobre los objetivos que queremos lograr, pero ¿realmente contamos con lo necesario para eso?
La Oración es un medio para saberlo, ya que requiere de un camino de autoconocimiento. De hecho, Santa Teresa la define como la puerta de entrada al Castillo Interior, el espacio interior en el que se encuentra nuestro yo y en el que Dios habita. Es ahí donde podemos tener ese diálogo de amistad con Jesús.
Sin embargo, para entablar ese diálogo necesitamos atravesar distintos niveles de conciencia que nos lleven a la profundidad de nuestra alma humana. Para ello debemos aprender a utilizar nuestro cerebro, y así conocer nuestro mundo exterior e interior.
Nuestro cuerpo está dotado de un cerebro que, si aprendemos a usarlo, podemos vivir la experiencia de Dios, únicamente necesitamos saber integrar sus distintas partes. Digamos que el cerebro es como una casa en la que se ha construido la planta baja y la planta alta, el problema es que muchos de nosotros no hemos construido la escalera que nos ayude a conectar ambas plantas.
Esa escalera es la mente que nos permite reunir la información de la planta alta (cerebro racional) como son nuestros pensamientos, juicios, significado de nuestros recuerdos, etc., con la información de lo que percibe del entorno la planta baja (cerebro emocional y el cerebro de las acciones automáticas) como son las sensaciones, emociones, la respiración, etc.
Para adentrarnos a una oración que nos lleve a la profundidad de nuestra alma, necesitamos educar nuestra mente para la auto-observación y la conciencia de nosotros mismos. Ten en cuenta que el ser humano es el único ser con la capacidad de “darse cuenta de que se da cuenta”, esta es la función principal de esa escalera.
Poder conocer lo que somos requiere de una práctica constante. Aquí te damos algunos pasos que te pueden ayudar a captar lo que hay en tu interior y ordenar tu mente:
1. CÁLMATE: Detente un momento. Respira percibiendo cómo el aire entra a tu estómago.
2. ATIENDE A TU RESPIRACIÓN: Dirige tu atención a tu respiración y deja que fluya hacia tu estómago.
3. OBSÉRVATE: Percibe lo que estás pensando, sintiendo y haciendo como si te vieras desde afuera.
4. DATE TIEMPO: Dale lugar a la emoción y al pensamiento que hayas identificado sin juzgarlos.
5. ACEPTA: Deja que tu mente te presente lo que necesitas conocer de ti, los significados y el sentido que le das a lo que estás viviendo, y acéptalo sin juzgarte.
Todo lo que eres, lo que piensas y lo que sientes lo manifiestas en tu forma de ser por medio de tus conductas, eso quiere decir que al percatarte de tus pensamientos y sentimientos tienes el poder de conocerte.
Fuentes recomendadas:
- Fermín, F. J. (2012). La meditación teresiana. CITES Universidad de la Mística.
- Siegel, D. (2017). Cerebro y mindfulness. La reflexión y la atención plena para cultivar el bienestar. Paidós.
- Siegel, D. (2020). Consciente. Ciencia y práctica del Mindfulness. Grupo Planeta.
- Stein, E. (1996). Ser finito y ser eterno. Ensayo de una ascensión al sentido del ser. Fondo de Cultura Económica.